Dan las diez
el teléfono suena y no atiendo
Diez y cuarto
vuelve a sonar.
Ayer me dijiste que para ser feliz hay que mirar dos veces hacia arriba y una hacia abajo.
Mientras yo te pedía que te vayas, tu voz calculaba cada segundo al entrar en mi oreja.
Dan las once.
Intento dormir para que deje de sonar, pero tu voz es tan fuerte que no logro concentrarme. Aparato inútil, tu voz inerte esta carcomiendo cada vena de mi cerebro mientras pienso que es mejor que mañana te diga que te quedaban mal esos championes y que tu voz suena como un pitido y tus manos son gargolas de media noche.
Dan las doce, dejá de llamar.
Vete me gusto mucho. Se me hizo imposible no pensar en dos cafés jaja.
ResponderEliminarTequie0